jueves, 29 de noviembre de 2018

12 consejos para cuidadores de personas con Alzheimer

Cuidar a una persona con Alzheimer es una tarea difícil, ya que requiere de mucha atención y dedicación. La persona cuidadora necesita el soporte de su familia y amigos para superar el día a día y el estado de ánimo cambiante del paciente. No obstante, si cuidas de una persona con Alzhéimer, te recomendamos que sigas ciertas rutinas para que la enfermedad no te supere y conozcas algunos consejos que te ayudarán a desempeñar tu tarea.

Te ofrecemos esta lista con 12 consejos básicos y muy prácticos, que esperamos te resulten útiles:

1. Pregunta al médico y a los expertos: cuando acudas a la consulta con el médico, haz todas las preguntas que tengas, especialmente sobre la progresión de la enfermedad y las opciones de tratamiento que mejor alivian los síntomas. Cuanta más información tengas, mejor podrás ayudar. Ponerse en contacto con asociaciones de pacientes , centros de día y grupos de apoyo es muy recomendable tanto para la persona afectada como para el cuidador y es una excelente forma de conocer en profundidad lo que está sucediendo.

2. Sé flexible y adapta la rutina: aprovecha los momentos del día en que la persona está menos confundida y con más disposición a cooperar para realizar las tareas más difíciles.

3. Comunicación: al hablar con la persona con Alzheimer, llámala por su nombre para asegurar que tienes su atención, háblale con un tono pausado y amable, dándole tiempo para encontrar las palabras correctas y expresarse.

4. Facilítale las tareas diarias: como el vestirse (preparando la ropa de antemano y teniendo el armario bien organizado) o el baño (dejándolo todo preparado), para evitar que el paciente tenga que sortear dificultades.

5. A la hora de comer: si es posible, mantén una rutina familiar, creando un ambiente tranquilo y sírvele platos variados y de su gusto. Escoge utensilios que promuevan su independencia, como los platos hondos o una pajita para beber. También es importante involucrar a la persona en la rutina de poner la mesa o fregar los platos, para que se sienta útil.

6. Actividades: qué hacer durante el día puede ser un verdadero reto. Planifica actividades simples y de su agrado, no le fuerces a hacer cosas que no le gusten y elogia los avances que haga en el transcurso de la actividad. Salir a pasear, hacer ejercicio, trabajar en el jardín o bailar pueden ser buenas opciones.

En un estado avanzado de la enfermedad, también debes tener en cuenta:

7. Incontinencia: se puede convertir en un problema cuando la persona ya no controla sus funciones excretoras. Llévala al baño cada 3 horas para reducir el problema y sé comprensivo cuando ocurran accidentes.

8. La hora de dormir: si la persona con Alzhéimer se siente desorientada, será difícil que concilie el sueño y se encontrará en un estado de agitación. Evita que duerma durante el día y procura mantener siempre la misma hora para ir a dormir. Crear un ambiente tranquilo antes de acostarse le relajará y le ayudará a conciliar el sueño.

9. Alucinaciones y delirios: habla de la situación con el médico para que te oriente sobre cómo actuar en cada caso concreto, pues en ocasiones puede ser un síntoma de una dolencia física. No obstante, es recomendable responder a los sentimientos de la persona y tranquilizarla si siente miedo o incluso distraerla, cambiar de cuarto o salir a dar un paseo para que se calme.

10. Evita que deambule: controla dónde se encuentra en todo momento, para evitar que se desoriente y salga de casa o se aleje del lugar en el que os encontráis. Cierra la puerta con llave y consulta con servicios sociales para solicitar un botón de tele asistencia, que incluye localizador en caso de que se pierda.

11. Evita los peligros: como medicamentos, productos de limpieza o cuchillos, poniéndolos fuera de su alcance a modo de prevención.

12. Evita las situaciones que no conoce: evita las multitudes, los cambios en la rutina y los lugares extraños que puedan causarle confusión o agitación.

Fuente: tucuentasmucho.com

jueves, 8 de noviembre de 2018

Los errores más frecuentes cometidos por cuidadores de enfermos de Alzheimer.

Como probablemente sepas ya, atender a una persona con Alzheimer es una tarea tan dura como compleja. Además de conocer al afectado o afectada y manejar información sobre el proceso que está atravesando, son imprescindibles grandes dosis de esfuerzo, paciencia, constancia, capacidad de comprensión…

En resumen: necesitaremos lo mejor de nosotros mismos en todos los sentidos. Pero incluso poniendo el máximo de nuestra parte, es casi inevitable cometer errores.

Entre los más comunes están los relacionados con la comunicación. Es obvio que, con frecuencia, resulta difícil tanto comprender lo que siente el enfermo como tener la certeza de que él nos ha entendido. Por eso en ocasiones, a menudo sin pretenderlo, intentamos demostrarles que tenemos razón y que ellos están equivocados a través de razonamientos lógicos, como si fuésemos a encender una luz en sus mentes que súbitamente les hiciese ser conscientes de la realidad que les rodea. Lo único que conseguiremos con esta clase de comportamiento es incrementar su estado de confusión y, lo que es peor, provocar que adopten una actitud defensiva.

Es importante aprender a no utilizar un lenguaje negativo: “no hagas eso”, “no digas eso”, “no tienes razón”, “no es cierto” y fórmulas similares son expresiones a evitar en la mayor parte de los casos. Tampoco debemos ‘forzar’ su memoria, por ejemplo con relatos sobre lo que ‘realmente sucedió’ cuando evoquen eventos pasados y percibamos distorsión en el relato.

Pero entonces… ¿qué hacemos? Una de las claves es aprender a comunicarnos más con emociones que con palabras, tanto a la hora de recibir como a la de emitir. Interpretemos el estado de ánimo de la persona que tenemos enfrente más allá de la literalidad de su discurso, busquemos maneras de hacerle sentir bien en lugar de preocuparnos por aclararle nuestra verdad o sus errores. Una forma de conseguir esto es llevar la conversación hacia temas positivos y agradables. También podemos darles muestras sencillas de cariño: en determinado momento, un abrazo o una caricia puede cambiar la irritación por bienestar.

El otro error más habitual es que el cuidador se olvide de sí mismo. Es fundamental mantener la motivación y la autoestima lo más altas posible, encontrar el tiempo y la forma de sentirnos bien a pesar de las dificultades. Recuerda siempre que si tú te dejas ir, habrá dos problemas donde antes había sólo uno. Estas son algunas claves que pueden resultarte de ayuda:

Ni dejar de informarnos, ni empacharnos de datos. Cuando el cuidador tiene vínculos emocionales con el enfermo, es normal que busque información sobre lo que le está pasando. Pero escuchar todo lo que nos dicen, leer todo lo que cae en nuestras manos, puede conducir a un estado de pánico poco justificado. Se trata de encontrar un equilibrio.
Confía en lo que haces. De lo contrario, tu esfuerzo perderá todo el sentido.

No te culpes. No pierdas de vista qué estás haciendo, por qué lo haces y, sobre todo, hasta dónde puedes llegar. No esperes de ti mismo milagros: sólo obtendrás frustraciones.
Aceptar no significa tirar la toalla. Debemos estar preparados para los momentos más duros de la enfermedad y asumir que hay cosas que no podemos revertir. Eso no significa rendirse, ni muchísimo menos.

Guarda tiempo de calidad para ti. Aunque sean diez minutos al día, necesitas reponer con regularidad tu depósito de ánimo. Por mucho que las cosas se tuerzan, no dejes nunca de hacerlo.

Fuente: fundacionmontemadrid.es