1. Tratar al enfermo como un ser humano hasta el momento de su muerte. Y que no solo se le contemple como una estructura biológica, sino que además se tenga en cuenta su dimensión emocional, social y espiritual
2. Que se le permita al enfermo expresar sus propios sentimientos y emociones sobre su forma de enfocar la muerte.
3. Que se le permita al enfermo participar en las decisiones que incumban a sus cuidados.
4. Que no se le deje morir solo, abandonado por sus seres queridos ni por los profesionales.
5. Que se responda a sus preguntas con sinceridad, que no se le engañe.
6. Que se le respete su individualidad y no se le juzgue por sus decisiones, aunque sean contrarias a las de quienes le atiendan.
7. Que le cuiden personas solícitas, sensibles y entendidas, intentando comprender sus necesidades y que, además, sean capaces de obtener satisfacción del hecho de ayudarle a afrontar la muerte.
8. Que quien le cuide al final de la vida lo haga como le gustaría que le cuidaran a él cuando llegue su momento.
9. Que no le precipiten deliberadamente su muerte, pero que tampoco prolonguen innecesariamente su agonía, sino que le ayuden a no sufrir mientras llegue su muerte.
10. Y que se atienda a sus seres queridos después de su muerte, para aliviar su pena.
Fuente: OMC_espana
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