El especialista te ha dado un diagnóstico claro: tu familiar tiene alzhéimer. Sin duda este es un trago amargo para el que no estabas preparado, pero ahora solo te queda la opción de armarte de valor y enfrentarte a este reto. Es momento de acompañar a tu persona querida en este camino, en esta etapa que, aunque dura, también puede ser gratificante y dulce. Aquí te damos 8 consejos que pueden ayudarte tras el diagnóstico.
1. Acude a una asociación de familiares de personas con alzhéimer. Créenos: sabemos de sobra que la noticia que acabas de recibir es una de las peores que podrían darte. Ahora mismo sientes que el mundo se te viene encima, pero debes saber que en tus manos está tomártelo de otra forma. Lo primero que debes hacer es acudir a la asociación de familiares de personas con alzhéimer que haya en tu ciudad. Allí te ofrecerán información de todo tipo, te enseñarán a cuidar bien de tu persona querida, podrás participar en actividades y compartir experiencias.
2. Comparte con tu familia la noticia. Aunque ya hayáis tomado la decisión de que serás tú el que ejercerá el papel de cuidador principal, es importante que todos en tu familia compartáis el peso que la enfermedad supone. En importantísimo que encontréis un espacio para el diálogo a través del cual podáis tomar decisiones y repartir responsabilidades.
3. Infórmate sobre todo lo que tenga que ver con el tratamiento. Si bien es cierto que a día de hoy los fármacos para el alzhéimer no permiten la curación y solo se centran en los síntomas, la adherencia al tratamiento es clave para ralentizar el progreso de la enfermedad. Por eso, es importantísimo que te informes bien sobre todo lo que tiene que ver con los medicamentos, sus posibles efectos secundarios y la forma de paliarlos.
4. Aprende formas de estimular a la persona. La estimulación cognitiva es un conjunto de técnicas muy beneficiosas para estimular y mantener las capacidades mentales de las personas con alzhéimer. Existen sencillos –e incluso divertidos- ejercicios que podrán ayudarte a entrenar la memoria, la capacidad de percibir estímulos, las habilidades motoras y el lenguaje de la persona a la que cuidas. Apréndelos.
5. Aprovecha para revisar su vista y oído. Esto va a sonarte duro, pero debes aprovechar ahora para hacer revisar su vista y oído. Ahora es cuando él podrá colaborar con el especialista y será más sencillo averiguar si tiene algún problema. Quien dice vista y oído dice cualquier otro problema de salud que requiera su participación. Puede que en un futuro este tipo de exámenes sean más difíciles de llevar a cabo.
6. Hazte una lista con preguntas para el médico. A partir de ahora acostúmbrate a llevar preparada una lista de dudas. En la consulta del médico muchas veces nos ponemos nerviosos y nos quedamos en blanco. Por eso es importante que te preocupes de tener siempre papel a mano y que escribas en él las preguntas que se te vayan ocurriendo para hacerlas resolverlas en la próxima consulta. También debes seguir este proceso en tus citas con el trabajador social, con el abogado…
7. Establece una buena relación con tu médico. Está más que comprobado que la relación con nuestro médico influye mucho en cómo nos sentimos y en cómo nos comunicamos con él. A partir de ahora tu médico se convertirá en alguien de confianza y junto al cual recorrerás un camino difícil y probablemente largo. Por eso es importante que crees una buena alianza con él.
8. No te sobrecargues. Intenta vivir el día a día sin ansiedad. Para ello es necesario que busques tiempo para ti mismo, que pidas ayuda a tus familiares y que reserves siempre unas horas al día solo para ti, para relajarte. Es importante que aceptes que tú también necesitas apoyo, así que no te niegues en rotundo a acudir a un grupo de terapia si lo consideras necesario.
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