miércoles, 9 de marzo de 2022

LA VIDA Y LA MUERTE


La muerte se dirigía hacia su próximo destino, una señora de edad y madre de cuatro hijos, a la cual la vida había tratado muy mal, pues ya hace 15 años una de sus hijas había sido abusada y asesinada por un depravado que aún estaba con vida.


Al llegar a su destino entró y ahí se encontraba la señora recostada, al mirar a la muerte le dijo:


- Sé muy bien que ha llegado mi hora, pero antes respóndeme algo, ¿Dios existe?.


La muerte le respondió: 


- ¿Pero qué clase de pregunta es esa?, ¡claro que Dios existe!.


- Entonces, -dijo la mujer- ¿me puedes decir porque hace quince años Él permitió que mi hija fuera violada y asesinada por un desquiciado?, ¡Dime tú!, ¿acaso no pudiste llevarte a ese maldito en vez de tomar a mi pobre hija quien apenas tenía 9 añitos?.


La muerte respondió: 


- ¿Sabes?, nosotras somos dos hermanas, VIDA es mi hermana mayor y yo MUERTE la más chica, vida es una mujer que en ocasiones puede ser muy resentida, le gusta hacer sufrir a las personas, en cambio yo, me considero alguien un poco más amigable y hasta compasiva.


- ¿Cómo puedes decir eso? -dijo Janeth la moribunda-, si tú haces sufrir a todos a los que tocas.


La muerte furiosa respondió: 


- ¡En eso te equivocas!, yo me llevé a tu hija si, pero para apaciguar su dolor, no tienes idea de lo mucho que estaba sufriendo en ése momento.


- ¿Y por qué aún no te has llevado a ese maldito desgraciado que mató a mi hija?, -preguntó Janeth furiosa-, ¡han pasado 15 años ya!.


- Eso es muy fácil de responder -dijo la muerte-, mi hermana no me deja, ése día ella estaba furiosa por lo sucedido a tú hija, y quiso encargarse personalmente.

Ya que si yo me lo hubiera llevado, él no estuviera pagando por lo que hizo; poco tiempo después de llegar a la cárcel fue violado por todos los presos, y eso fue solo el principio de estos 15 largos años para él, y te aseguro, que en cientos de ocasiones me ha pedido que lo mate, pero mi hermana vida no me ha dejado, siempre me dice que aún no paga todo el daño que hizo.


- Ahora lo entiendo, -dijo Janeth con un poco de conformidad en su voz-, pero… si tú eres tan bondadosa y apaciguas el dolor, ¿porque decidiste dejarme sufriendo en vida?, con el dolor de ya no tener a mi hija en mis brazos y aun peor, sabiendo cómo fueron sus últimas horas de vida.


La muerte le dijo:


- Porque aún te quedaban tres hijos a los que tenías que proteger, y ahora te llevo porque ya tu labor como madre está cumplida. 


Janeth se sintió por primera vez en quince años en paz y murió tranquila, con una sonrisa en el rostro pues al final de sus días comprendió uno de los secretos de la vida, todas las cosas pasan por algo, aunque muchas veces en el momento no lo entendamos. 


En ocasiones la muerte puede ser maravillosa... y la vida un calvario.

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