Si antes de morir, nuestros perritos pudieran dejarnos algo, seguramente sería lo siguiente:
"Mis pertenencias materiales son pocas y dejo todo para ti.
Un collar mordisqueado en una de las puntas, una cama de perrito desordenada. Un recipiente de agua que esta con el borde roto. Te dejo la mitad de una pelota de goma. Una muñeca rota que vas a encontrar debajo del refrigerador. Un ratoncito de goma que esta detrás de la cocina. Montones de huesos enterrados en la maceta de las rosas y bajo del piso de mi casita
Además de eso, te dejo mis recuerdos, que son muchos...
Te dejo el recuerdito de dos enormes y amorosos ojitos café, una colita corta y puntiaguda, un hociquito mojado y una lloradera detrás de la puerta.
Te dejo una mancha en la alfombra de la sala, al lado de la ventana, cuando en las tardes yo me apropiaba de aquel lugar, como si fuera mío y me enrollaba como una bolita a tomar un poco de sol.
Te dejo un tapete todo destartalado frente a tu silla preferida, el que nunca fue zurcido con el tipo de lana correcto, esto es verdad, yo lo masticaba todito cuando tenía 5 meses de edad, ¿Te acuerdas?
Dejo solo para ti, el ruido que hacía al salir corriendo sobre las hojas de otoño cuando paseábamos por el bosque.
Te dejo también, el recuerdo de los momentos en las mañanas, cuando salíamos juntos por la rivera del río y tu me dabas galletas de vainilla. Me acuerdo de tus carcajadas cuando yo no conseguí alcanzar a ese gato impertinente.
Te dejo como herencia mi devoción, mi simpatía, mi apoyo cuando las cosas no iban bien, mis ladridos cuando tu levantabas la voz enojado, y mi frustración porque habías peleado conmigo.
Yo nunca fui a la iglesia y nunca escuché un sermón. Sin embargo, aún si haber hablado siquiera una palabra en toda mi vida te dejo mi ejemplo de amor, paciencia y comprensión.
Tu vida ha sido más alegre, porque yo estuve a tu lado".
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