viernes, 22 de diciembre de 2017

Sopa de piedra en Navidad

Sopa de piedra en Navidad

En un pequeño pueblo, una mujer se llevó una gran sorpresa es víspera de la noche buena al ver que había llamado a su puerta un extraño, correctamente vestido, que le pedía algo de comer.

- “Lo siento”, dijo ella, “pero ahora mismo no tengo nada en casa”.
- “No se preocupe”, dijo amablemente el extraño. “Tengo una piedra de sopa en mi bolso; si usted me permitiera echarla en un puchero de agua hirviendo, yo haría la más exquisita sopa del mundo. Un puchero muy grande, por favor”.

A la mujer le picó la curiosidad, puso el caldero al fuego y fue a contar el secreto de la piedra de sopa a sus vecinas. Cuando el agua rompió a hervir, todo el vecindario se había reunido allí para ver a aquel extraño y su piedra de sopa.

El extraño dejó caer la piedra en el agua, luego probó una cucharada con verdadera delectación y exclamó:

- “¡Deliciosa! Lo único que necesita es unas cuantas papas.”
- “¡Yo tengo papas en mi cocina!”, gritó una mujer. Y en pocos minutos estaba de regreso con una gran fuente de papas peladas que fueron derechas ala olla.
El extraño volvió a probar el brebaje.
- “¡Excelente!”, dijo; y añadió pensativamente:
- “¡Si tuviéramos un poco de carne, haríamos un cocido de lo más apetitoso!”
Otra ama de casa salió zumbando y regresó con un pedazo de carne que el extraño, tras aceptarlo cortésmente, introdujo en el caldero.
Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco y dijo:
- “¡Ah, que sabroso! Si tuviéramos unas cuantas verduras, sería perfecto, absolutamente perfecto...”
Una de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió con una canasta llena de cebollas y zanahorias. Después de introducir las verduras en la olla de hierro, el extraño probó nuevamente el guiso y, con tono autoritario, dijo:
- “La sal”.
- “Aquí la tiene”, le dijo la dueña de la casa.
A continuación dio orden:
- “Platos para todo el mundo”.

La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos. Algunos regresaron trayendo incluso pan y frutas. Luego se sentaron a disfrutar de la espléndida comida, mientras el extraño repartía abundantes raciones de su increíble sopa.

Todos se sentían extrañamente felices y mientras reían, charlaban y compartían por primera vez su comida. En medio del alborozo, el extraño se escabulló silenciosamente dejando tras de sí la milagrosa piedra de sopa, que ellos podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa sopa del mundo.

Este cuento popular trata de la cooperación. “Poco puede ser mucho”. Frente a la escasez, podemos trabajar juntos y al final estar todos mejor.

La piedra inicial es solo un pretexto. Los aldeanos empezaron a compartir porque creían estar mejorando la sopa. Si quieres empujar a la gente a que haga algo, dales la oportunidad de ser parte del éxito.

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