Dado el incremento de la población adulta mayor en los últimos años, ha habido un creciente interés en el estudio del Deterioro Cognitivo Leve (DCL) y su detección temprana. Se considera actualmente que el DCL es un síndrome que se caracteriza por una alteración en una o más funciones cognitivas, sin interferir en las habilidades funcionales de la vida diaria y acompañado de una preocupación subjetiva por el cambio cognitivo producido.
En la actualidad la detección temprana del DCL suele ser mediante tests de rastreo cognitivo, pero la mayoría de ellos no parecen detectar correctamente el DCL, a diferencia de la demencia dónde aparece un deterioro a nivel funcional fácilmente detectable. (Mora – Simon, S., et al, 2012). Durante muchos años la pérdida de memoria ha sido reconocida como un acompañamiento de la vejez. Las dificultades cotidianas, tales como olvidar las llaves, no recordar el nombre de alguien que conocemos recientemente o lo que teníamos que comprar en el supermercado, resultan ser familiares para todas las personas, y esta situación parece ser más común a medida que envejecemos.
El envejecimiento NO es una fase de la vida caracterizada por un declive como se ha postulado desde las perspectivas más tradicionales de la investigación gerontológica. Rowe y Kahn (Calero & Navarro, 2012) plantean tres diferentes trayectorias vitales: envejecimiento usual, patológico y óptimo para expresar la variabilidad y heterogeneidad, derivadas de las diferencias en cuanto a las condiciones socioeconómicas, históricas, culturales y personales del individuo. Es decir que a partir de las distintas situaciones vitales se observan diferencias inter-individuales, relacionadas con el nivel de funcionamiento físico, cognitivo y social.
Estas propuesta viene determinada al constatar que en la vejez no sólo se debe hablar de envejecimiento patológico frente a no patológico, sino que dentro del grupo “no patológico” debemos diferenciar a personas con un envejecimiento normal o usual (aquellas personas sin patologías aunque con riesgo de sufrirlas) y personas con envejecimiento óptimo (alto nivel de funcionamiento y bajo riesgo de patología).
La plasticidad cerebral, entendida como la capacidad del cerebro de cambiar su estructura y su función en respuesta a factores internos o externos (Kolb y Wishaw, 2006), actuaría como factor de protección frente al deterioro cognitivo en la vejez, entre otras variables como el buen estado de salud, actividades sociales, físicas, cognitivas, etc.
Se calcula que el deterioro intelectual y la demencia existirían en un 5 a 10% de las personas mayores de 65 años. (Peña y Lillo, 2012). Esta cifra sin duda es elevada y, para algunos, “aterradora”, pero indica, al mismo tiempo, que más del 90% de los hombres y mujeres de edad avanzada conservan su lucidez mental. No obstante, lo que sí es indiscutible es que con el transcurso de los años el organismo biológico experimenta una involución progresiva de su vitalidad, que también afecta al cerebro, con un mayor o menor grado de daño neuronal.
Clasificación del DCL y criterios de diagnóstico
Para determinar los criterios diagnósticos del DCL, algunos investigadores lo catalogaban como una fase de la Enfermedad de Alzheimer (EA), por lo tanto no era necesario diferenciar criterios diagnósticos específicos. Pero también es importante destacar que no todos los DCL pasan a demencia, por lo tanto si es importante realizar una distinción. (Petersen, 2014)
A partir de esta discusión, el grupo de Peterson de la Clínica de Mayo, realizó un estudio longitudinal durante más de 10 años sobre el envejecimiento y la demencia. Muestran que sólo entre el 5-15% de los pacientes con DCL evoluciona a demencia por año, mientras que en determinados casos, se mantiene como un estado estable. Esto lleva a plantear la importancia de estudiarlo como una entidad no necesariamente asociada a la demencia.
Cuando estos criterios fueron investigados, se hizo evidente que no todas las formas de DCL presentaban alteraciones en la memoria, sino que se incluyen dentro del concepto DCL otras áreas del funcionamiento cognitivo que se encuentren afectadas.
A partir de esto Petersen y su equipo propuso una nueva clasificación del DCL. Distingue cuatro tipos:
DCL amnésico, afectación exclusiva de la memoria;
DCL amnésico multidominio, alteración de otras funciones, además de la memoria, como, por ejemplo, lenguaje, funciones ejecutivas, praxias, gnosias, etc.);
DCL no amnésico, afectación exclusivamente de una función cognitiva que no sea memoria;
DCL no amnésico multidominio, alteración de más de una función cognitiva que no sea la memoria.
memoria2
¿Cómo se diferencian las dificultades de memoria en DCL de aquellas del envejecimiento normal?
Muchos estudios e investigaciones científicas han demostrados que el rendimiento cognitivo de pacientes con DCL, es menor en los test de evaluación cognitiva, como también se observan mínimas dificultades en otras áreas del pensamiento, tales como nombrar objetos o personas (acordarse el nombre de cosas), y pruebas de planeamiento complejo.
Por otra parte es muy importante realizar una entrevista clínica minuciosa e indagar sus actividades diarias junto con un informante, como por ejemplo cómo es el desempeño en sus hobbies actualmente y cómo era antes, estos datos son evidentes para realizar esta distinción.
deterioro-cognitivo-leve-2-638
Relación entre DCL y Demencia
Varios estudios han demostrado que las quejas de memoria en los pacientes ancianos son asociadas con mayor riesgo de desarrollar demencia en el futuro. Más comúnmente, el tipo de demencia que puede desarrollar un paciente con DCL es la Enfermedad de Alzheimer, aunque otras demencias, tales como Demencia Vascular o Demencia Fronto-temporal pueden ocurrir también.
Algunas características están asociadas con una mayor probabilidad de progresión a demencia. Estas incluyen, confirmación de dificultades en la memoria por un informante confiable (tales como esposo/a, hijos o amigos cercanos), pobre desempeño en test de memoria objetivos, y algún cambio en la habilidad para llevar a cabo tareas diarias, tales como hobbies, manejo de las finanzas, manejo de situaciones de emergencia o fallas de higiene personal.
Un factor que fue tenido en cuenta en estos estudio fue la depresión, ya que muchos pacientes con depresión también se quejan de dificultades en la memoria. Varios estudios han sugerido que cierto grado de atrofia o disminución en el metabolismo detectado en imágenes del cerebro (PET o RMN) incrementan las posibilidades de desarrollar demencia en el futuro.
Aunque estos factores pueden describir ciertas posibilidades a desarrollar alguna demencia, no es posible actualmente predecir con certeza qué paciente con DCL desarrollará o no demencia. Pero si sin predictores los factores de riesgo asociados como por ej: Diabetes, HTA, retraimiento social, depresión, etc.
Marcadores Biológicos para la detección temprana
Desde hace tiempo, se están estudiando diferentes marcadores (neuropsicológicos, biológicos, etc.) que puedan utilizarse para el diagnóstico de aquellos pacientes que pueden desarrollar una EA a partir de un DCL, ya que en el momento actual no existen marcadores claros que permita el diagnóstico de la demencia en fase prodrómica y que determine el pronóstico, por lo que el diagnóstico precoz y etiológico en la práctica clínica sigue siendo la evaluación neuropsicológica.
Los marcadores biológicos utilizados para el diagnóstico de la EA incluyen los tests genéticos, los estudios de proteínas del plasma y, finalmente, la determinación de péptidos en el líquido cefalorraquídeo. Dentro de estos péptidos, se encuentran las proteínas Aβ-42, T-tau y P-tau, la alteración de los niveles de T-tau y P-tau son muy sensibles para diferenciar entre pacientes con DCL que van a desarrollar EA y aquellos otros que van a permanecer estables en el seguimiento. Los biomarcadores estándar del LCR para EA son Aβ42, tau total y p-tau. (Budson and Solomon, 2012).
Desde la perspectiva genética, la ausencia del alelo ApoE4 se vincula con un envejecimiento normal desde el punto de vista cognitivo. El alelo ε4/ε4 de la apolipoproteina E (ApoE), codificado en el cromosoma 19, es un factor de riesgo genético para el desarrollo de EA. Tiene una frecuencia del 20% en la población general y de un 40% en pacientes con EA. Se entiende que la presencia del alelo ApoE ε4/ε4 puede actuar como un factor de riesgo y pero No una causa para padecer la enfermedad.
Tratamiento
Existe evidencia sobre el efecto positivo de la estimulación cognitiva, la dieta saludable y la actividad física para reducir las probabilidades de que el deterioro cognitivo leve se convierta en demencia.
En el futuro, nuevos tratamientos que serán desarrollados para la Enfermedad de Alzheimer se probarán probablemente en pacientes con DCL también.
Conclusiones
El DCL no deja de ser un síndrome, con alteración del nivel cognitivo, que se sitúa entre un envejecimiento normal y la demencia, y cuyos límites, así como niveles de gravedad, siguen sin estar totalmente claros. (Mora – Simon, S., et al, 2012). La principal diferencia que refieren entre DCL y demencia se basa en que en la demencia existe una interferencia significativa de los déficits cognitivos sobre el funcionamiento en el trabajo o actividades diarias, que en DCL aún están preservadas.
http://bit.ly/32WdoLF
No hay comentarios.:
Publicar un comentario