Comencemos con un grupo de tres actividades que son básicamente esenciales para la salud del cerebro.
1. Actividad física
La primera es la actividad física. En pocas palabras, hacer ejercicio regularmente tiene efectos impresionantes en el funcionamiento del cerebro. Es bien sabido que las personas que realizan actividades físicas moderadas al menos 20-30 minutos por día tienen mejores habilidades cognitivas como la atención, la memoria y el funcionamiento del cuerpo. El ejercicio nos ayuda a crecer y fortalece las células cerebrales en regiones como el hipocampo y el lóbulo frontal, áreas que controlan cómo aprendemos, recordamos y procesamos la información.
Además, las personas que están en forma física experimentan menos inflamación cerebral, lo cual promueve una mejor neuroplasticidad. También hay evidencia de que hacer ejercicio de forma regular reduce significativamente el riesgo de demencia. Si estás empezando una rutina de ejercicios durante la mediana edad después de haber sido sedentario al principio de tu vida, aún tienes oportunidad de obtener grandes beneficios: tener buenos niveles de condición física en la mediana edad están vinculados a una mejor salud cerebral por hasta más de 20 años en el futuro.
2. Actividad social y el compromiso
La segunda de estas actividades esenciales es la actividad social y el compromiso. Somos criaturas inherentemente sociales, y pasar tiempo con otras personas nos ayuda a sentirnos conectados con los demás y también reduce el estrés. ¿Sabías que tener una red social más grande y sentirse más apoyado socialmente ayuda al cerebro a funcionar mejor? Las personas que socializan más a menudo tienen mejores habilidades cognitivas y tienen menos probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
3. Actividad mental e intelectual
La última de las actividades que mejoran el funcionamiento cerebral es la actividad mental e intelectual. La estimulación mental se puede conseguir de muchas maneras; algunos ejemplos incluyen leer libros de literatura, hacer crucigramas, tocar un instrumento musical y hacer alguna tarea complicada, para poner a nuestro cerebro a trabajar en otro nivel. La conclusión es que cuanto más comprometido estés mentalmente hablando, más probabilidades tendrás de tener un cerebro saludable en tus 50s, 60s y más.
Se ha descubierto que las personas que se mantienen mentalmente activas tienen mejor memoria, flexibilidad mental y velocidad de procesamiento cognitivo, y tienen un riesgo significativamente menor de desarrollar demencia. Aumentar tu “dosis” diaria de actividad mental puede ser una excelente idea; las personas que son más activas intelectualmente tienden a tener la mejor salud cerebral.
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